Había un solo canal, ¿recuerda? En blanco y negro, por supuesto.
Elijamos un día cualquiera.
Desde las 14 y hasta las 16.30, la famosa, necesaria e inolvidable "señal de ajuste", con la que regulábamos brillo, contraste, horizontal y vertical (hasta que lo dejábamos casi siempre peor de lo que estaba).
Luego, el teleteatro semanal con Oscar Casco, Nelly Cobella y elenco.
A las 17.30, el "Teleteatro para la hora del té", con Fernando Heredia, María Aurelia Bisutti y Menchu Quesada. Todo en vivo, sin VTRs que facilitaran la cuestión.
Regresaban los niños de la escuela para disfrutar a las 18 horas de "Mendita lo arregla todo", que hoy nos evoca al "Mendafácil", el boom de esos días.
Media hora más tarde, el Noticiero "No-Do" (sí, el mismo que veíamos en el cine junto con "Sucesos Argentinos").
Cuando eran exactamente (o, generalmente, no tan exactamente) las 18.52, un microprograma titulado "La belleza a través de los siglos" seguramente vendía productos desde la tele, una vieja costumbre.
Pero, atención: si habías terminado los deberes (o convencías a mamá de que los habías terminado), a las 19 llegaba "El Cisco Kid", película de aventuras del oeste americano.
19.30 comenzaba la primera edición del "Noticiero TV", que era cerrado por "Telegotitas", un micro de cinco minutos original de Nené Cascallar y a cargo de Alicia Bellan.
Y siendo las 20 horas, con la familia reunida, llegaba "Todo el año es Navidad", original de Horacio S. Meyrialle y con numerosas estrellas lideradas por Raúl Rossi. ("¡Pero, Raúl!", decía Amalia Sánchez Ariño).
Todo programa era de media hora, por lo que a las 20.30 ya teníamos el "Teatro de las estrellas", ¿con elencos rotativos?, y a las 21 "La familia se divierte", comedia musical con la actuación de Virginia Luque.
21.30, "Hombres y cosas", y, a las 22, el "Teatro Brillante", original de Eloy Rébora, con figuras como Francisco Álvarez.
Treinta minutos que eran seguidos por la segunda edición del noticiero y un micro titulado "Cine-enfoques".
Desde la cama, los "trasnochadores" veían el broche de oro: "Oh, tiempos... oh, costumbres...", un teleteatro también original de Meyrialle con la actuación estelar de la primera actriz Silvia Legrand acompañada por un gran elenco.
Y casi siempre acompañada por los ronquidos del marido, la señora de la casa, entredormida, veía algunos minutos de la película de las 23.30. Luego la vencía el sueño, y al finalizar la programación, el televisor quedaba haciendo el zumbido típico de la falta de señal.
Era una TV sencilla, bien argentina, cristiana y familiar. Y nos hacía sentir bien.
¿O prefiere la actual?
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